La solicitud del primer ministro de Haití, Ariel Henry, de ayuda de la comunidad internacional para hacer frente a la situación de ingobernabilidad de su país, que incluiría un eventual despliegue en la nación caribeña de efectivos militares provenientes de otros países, no ha sido acogida de igual manera por la comunidad internacional y los haitianos.
El primer resbalón proviene de la Organización de las Naciones Unidas, que planteó el despliegue de tropas que no sea bajo su bandera.
El secretario general de la ONU, António Guterres, presentó el domingo una carta al Consejo de Seguridad en la que propone el envío inmediato de una fuerza de acción rápida a Haití.
Pero indica que sea uno o varios Estados miembros que la desplegarían para ayudar a la policía de Haití.
Senado
La mayor disidencia es del interior de Haití donde el Senado de esa nación rechazó el pedido de ayuda alegando que se trata de una maniobra de Henry para quedarse en el poder.
“Henry está usurpando las prerrogativas del Presidente de la República, que es el jefe del Estado” ya que entiende es el intento de un gobierno ilegal, impopular y cada día más cuestionado de utilizar fuerzas extranjeras para mantener el poder a toda costa y retrasar así el retorno de Haití al orden constitucional”.
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Paraison
Edwin Paraison, director ejecutivo de la Fundación Zile, dijo que “es inaceptable que la comunidad internacional no considere las propuestas a la crisis que se hicieron entre los haitianos”.
“En este contexto se está escribiendo una página muy triste y una de las más vergonzosas de la historia de Haití con la autorización acordada por el consejo de ministros al jefe de Gobierno, Ariel Henry, para solicitar una fuerza especial extranjera sin definir las condiciones de actuación ni el tiempo de permanencia”, dijo.
Pelegrín Castillo
El vicepresidente de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), Pelegrín Castillo, consideró hoy que no es necesario llegar a un pacto nacional para el país aplicar su política migratoria, ya que la Constitución y las leyes migratorias y labores son claras en ese sentido.
Cree el que el presidente Luis Abinader al hacer la propuesta se estaría haciendo eco de la demanda de ciertos sectores empresariales atrasados y rentistas que aspiran a que las leyes nacionales se ajusten a sus intereses personales y comerciales.
Según el exdiputado por la circunscripción uno del Distrito Nacional, desde hace tiempo las políticas públicas, en especial los subsidios y las exenciones, se están empleando en forma retorcida con efectos perversos de desnacionalización de diversos mercados laborales.
Pelegrín dijo que eso es grave, al punto que las normas de nacionalización del trabajo, como la penalización de a los empresarios que contratan a los trabajadores indocumentados sean letra muerta, en detrimento de los dominicanos más pobres.
“En realidad esas prácticas irresponsables e ilícitas, son la consecuencia de los pactos inconfesables que se han concertado entre las las clases dirigentes sin visión de nación, con los poderes foráneos y los organismos internacionales, para convertirnos en los hechos en los administradores de las crisis haitianas”, expuso el dirigente político.
Castillo advirtió al jefe de Estado que sus planteamientos de política exterior, podrían ser correctos y certeros, pero nunca eficaces sino vienen acompañados de acciones coherentes, consistentes y creíbles.
No refugiados
Castillo saludo lo expresado por Abinader el domingo en la frontera, en el sentido de que República Dominicana no permitirá refugiados haitianos.
“Esta muy bien que el Presidente haya dicho que no aceptará refugiados de una crisis que ha sido creada, atizada y profundizada, precisamente para producir una mudanza de millones de haitianos hacia República Dominicana”, dijo.
Sin embargo, el exlegislador, entiende que se manda una señal contraria, cuando se afirma que la política de repatriaciones que es un imperativo nacional dado que la presencia haitiana ha desbordado con mucho los límites de las capacidades nacionales.
“Los que han trabajado en la solución dominicana a los problemas de Haití Estado Fallido, solo pueden ver en esa postura gubernamental el flanco débil por el que pueden colar un nuevo plan de regularización y continuar de facto ejecutando la fórmula perversa recomendada por ONU en 1949”, enfatizó Castillo.