Usar la violencia y las amenazas como recurso en la defensa de una causa o de un tema es la prueba más palpable e inequívoca de que los argumentos expuestos no han podido calar en aquellos que deben ser convencidos para que asuman determinadas posturas o decisiones.
Este método es, además de despreciable, el reconocimiento de que se anda por malos pasos y tras objetivos que no obedecen a una intención verdaderamente noble y positiva, porque a la intimidación se recurre cuando la verdad y la razón han estado del todo ausentes.
A este odioso e inadmisible mecanismo de presión han tenido que recurrir, en medio de un enloquecido estado de desesperación y fanatismo, los dirigentes Pedro Botello, Ramón Rogelio Genao y Federico Antún Batlle, ante el virtual fracaso a su exigencia de que los Fondos de Pensiones sean despojados del 30% de sus recursos para entregarlos a los trabajadores suspendidos durante la pandemia.
Como no han podido convencer sobre la pertinencia de tal medida, porque ha quedado suficientemente demostrado que trastornaría la economía y afectaría los presupuestos familiares, ahora están enviando a través de las redes sociales, mensajes amenazantes con motivo de la convocatoria a un acto programado para esta semana.
En un video que está siendo enviado por WhatsApp, aparece un joven mostrando una piedra de gran tamaño, con la amenaza de que tales objetos contundentes, que califica como “armas de reglamento”, serán usadas contra los senadores si no ceden al reclamo de que aprueben el proyecto de ley mediante el cual se pretende disponer de parte de los Fondos de Pensiones.
Aunque lleva un tapabocas con inscripciones alusivas al 30% y a la lucha contra las AFPs, la voz de este joven utilizado para intimidar a los senadores se escucha con claridad, mientras mueve repetidamente una piedra que él y sus frustrados acompañantes se proponen llevar frente al congreso este miércoles en sustitución de un diálogo civilizado y convincente.
¿Qué significa esto?, sencillamente que iracundos porque. a pesar del uso de un lenguaje falso y engañoso y de las movilizaciones realizadas, no han podido obtener seguridades de que el cuestionable proyecto logrará contar con la aprobación esperada, ante un panorama a todas luces desfavorable panorama, piensan que la violencia delictiva es la única vía que les queda.
Botello, Genao y Quique no aciertan en ninguno de sus pasos y acciones porque están movidos por la frustración y el resentimiento que sólo de anidan en seres dominados por el afán desmedido de ambición y proyección personal.
Mientras estos tres trastornados personajes persisten contra viento y marea y fuera de toda juiciosa reflexión, en apostar por el descalabro que provocaría tocar los Fondos de Pensiones, crecen a nivel nacionales las voces sensatas, llamando a evitar que nuestro país pueda dar un paso en falso en medio de esta crisis económica y emocional provocada por el coronavirus.
Como si no fuera suficiente con los problemas humanos y de todo tipo provocados por la pandemia, ahora la paz social y la estabilidad económica es amenazada por la frenética actitud de Botello, Genao y Quique Antún porque le huyen, como el Diablo a la cruz, al diálogo razonado que advierte el gran peligro a que se expone el país si se sigue adelante con la citada iniciativa legislativa.
En la vida humana y particularmente en los momentos más complicados de los pueblos se requieren hacer claras definiciones de los desafíos existentes para de esta forma tomar decisiones firmes y detener proyectos como éste que, además de ser fruto de un engaño mal disimulado, podrían agravar nuestros males presentes y proyectar un futuro incierto para toda la clase trabajadora.
Por: Yaneris Piantini Guzmán
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