La identidad por un equipo o club deportivo genera muchas pasiones y más cuando se tiene toda una vida ligada a esa entidad. El dirigente de baloncesto Melvyn López no ha sido la excepción a ese planteamiento, ya que su sentir por el Club Mauricio Báez ha calado a tal sentido que está impregnado en su ideología.

“Esta pasión es algo con lo que nací. Mi mamá y mi tío me inculcaron este sentimiento por el Mauricio Báez desde muy niño”, destacó López.

El encargado de conducir a ganar la novena corona al emblemático club centrado en Villa Juana considera que el sentir por dicho club trasciende lo normal.

“No sé si ser mauriciano es una religión, pero es algo que llevo en la sangre y que traspasa la frontera de lo que es una religión”, reveló López.

Según Melvyn, el compromiso que siente por el Mauricio Báez no le permite llevar las riendas de otro club si el equipo superior de los villajuaneros está en la palestra.

“Para mí ha sido muy difícil aceptar la propuesta de dirigir algún otro equipo que no sea el Mauricio Báez”, expresó.

Las únicas veces que se vio a López dirigir otro conjunto en el Distrito Nacional, ocurrió durante los 13 años en que la franquicia mauriciana se ausentó del torneo de baloncesto superior capitalino, tramo en el que se convirtió en campeón con San Lázaro en 2008.

López señaló que su apego por el Mauricio Báez le ha reprimido el deseo de mudarse de la barriada de Villa Juana.

“No me he mudado de Villa Juana y sigo viviendo a pocos metros del club e involucrado en sus actividades”, agregó el dueño de cuatro títulos con el equipo masculino superior.

Melvyn es una muestra de que la barriada de Villa Juana respira baloncesto y que el Mauricio Báez es uno de sus principales símbolos, a tal punto que han asumido ser mauricianos como un estilo de vida, una religión.