Los tribunales de la República reciben cada día miles de justiciables, víctimas, abogados, fiscales, jueces o testigos quienes acuden a dirimir conflictos, afrontar acusaciones, reclamar sanciones, restitución de derechos, reparación de daños o proclamar inocencia, porque la justicia es el sistema nervioso de la sociedad.
Igual que en la anatomía humana, en la cual un conjunto de células y tejidos controlan y coordinan las funciones del cerebro, la médula espinal y los nervios periféricos, el Orden Judicial examina, corrige y sanciona extravíos o conflictos en los que incurren personas físicas o morales.
El Poder Judicial afronta hoy uno de esos casos excepcionales que convocan la atención de la colectividad, no solo por la gravedad del expediente incoado por el Ministerio Publico, sino también porque se trata de una posible infracción que vulnera la médula moral de la sociedad.
Los fiscales refieren que en el caso de corrupción que dicen haber develado en el Servicio Nacional de Salud (Senasa) se habrían conculcado al Estado más de 15 mil millones de pesos, en una infracción más agravada aun, porque erosiona al Sistema Nacional de Seguridad Social.
La audiencia de solicitud de medidas cautelares contra encartados en ese escandaloso expediente ha concitado la atención de la opinión pública, que sigue muy atenta a la decisión que adopte esta tarde el juez apoderado del caso, de imponer prisión preventiva, arresto domiciliario, libertad bajo fianza o excarcelación pura y simple.
Sin importar lo que ocurra hoy en esa audiencia, mañana lunes, miles de ciudadanos acudirán ante juzgados de paz, de primera instancia, cortes de apelación, tribunales especiales o altas cortes para también gestionar sana administración de justicia, porque como la sangre, la ley, debe fluir por todo el tejido social.
El principal imputado irrumpió en llanto al declarar ante el tribunal que padece una enfermedad que, según su abogado, podría causarle muerte súbita si es encarcelado, lo que consideraría el magistrado actuante, pero también es prudente recordar que cientos de acusados por delitos menores ruegan a las instancias judiciales el cambio de cárcel por hospital.
A lo que se aspira es a que en el caso Senasa ni en ningún otro, la justicia no se convierta en morocota de oro, ni en manto de privilegios, sino en santuario que aplique la ley sin favor ni temor, en el cual los fiscales dictaminen con absoluta independencia y los jueces emitan sentencias con total apego a la ley y al derecho, sin privilegio ni discrimen.

