Editorial

Solidaridad nacional

Solidaridad nacional

En la medida que se auscultan los daños causados por el huracán Fiona a la agricultura, vivienda, edificaciones e infraestructura vial se revela la magnitud de un desastre social y económico que requiere ser afrontado de manera  conjunta y armónica por el Gobierno, empresariado, partidos políticos, sociedad civil  y población en general.

Se resalta como  oportuno y positivo el encuentro con representantes de partidos políticos convocados  el jueves en el Palacio Nacional por el presidente Luis Abinader, que fue tan auspicioso que todos los asistentes ofrecieron el concurso de sus organizaciones  en las tareas de asistencia y reconstrucción.

También se valoran los aportes en capitales, materiales o equipos ofrecidos por consorcios financieros, industriales, agroindustriales y de servicios, dominicanos residentes en el exterior, así como  grupos relacionados con las academias, medios de comunicación e industria del entretenimiento.

Para el Gobierno constituye una obligación acudir en auxilio de miles  de familias atribuladas por los destrozos causados por ese ciclón, pero la sociedad tiene el ineludible deber de participar de manera activa en una jornada de solidaridad a la que todos  los dominicanos han sido convocados.

El drama de tantas familias a las que el ciclón Fiona les agravó su condición de pobreza, exclusión y vulnerabilidad no debería servir de coliseo electoral para ninguno de los litorales partidarios, por lo que se requiere evitar visitas teñidas de cinismo proselitista a esos escenarios de desastres.

Duele saber que a  cinco días del paso de Fiona, más de 43 mil personas no habían podido regresar a sus viviendas, la mayoría (6,546), diezmadas y 2,242, destruidas totalmente por fuertes vientos, intensas lluvias o  desbordamientos de ríos y cañadas.

Aún se ignora la dimensión del desastre causado por el huracán en la agricultura, especialmente  en  La Altagracia, El Seibo, Hato Mayor, Samaná, Monte Plata, Monseñor Nouel y la zona del Bajo Yuna, pero de lo que se habla es de miles de tareas de diversos cultivos arrasadas, por lo que se teme  desabastecimiento  de rubros agrícolas a fin de año.

La nación padece un singular momento de destrucción y angustia que debe derivar en una gran cruzada de unidad nacional con el propósito  de que Gobierno, partidos, empresariado, sociedad civil organizada y población halen  la cuerda de la solidaridad en una misma dirección, que debe ser hacia el sendero de  tender la mano a quienes han sido golpeados por el huracán Fiona.

El Nacional

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