Los casi 7,000 millones de pesos destinados por el Gobierno para evitar alzas en los precios de los carburantes en las últimas siete semanas no es un simple sacrificio, sino un gran sacrificio.

Mismo que más de dos mil millones al mes para subsidiar la tarifa eléctrica. Aunque el presidente Luis Abinader haya dispuesto grandes ajustes, reducido significativamente el gasto superfluo y priorizado las inversiones los subsidios generan preocupación.

El cuadro demanda conciencia de la población y hasta una campaña de las propias autoridades para motivar la reducción del consumo de combustibles y de electricidad.

Cierto es que se tiene que proteger al consumidor y evitar alzas de precios de los alimentos, pero el monto que se ha destinado para subsidiar los combustibles es tan elevado que no se sabe si podía resistirse sin provocar un incremento del déficit fiscal.