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Sufragio

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Eddy Olivares Ortega

Leviatán a mini Estado

En la introducción de su trascendental obra, Leviatán, Thomas Hobbes compara al Estado con el gigantesco y temible monstruo marino de la Biblia, definiéndolo de la manera siguiente: “…ese gran Leviatán que llamamos república o Estado (en latín civitas) que no es sino un hombre artificial, aunque de mayor estatura y robustez que el natural para cuya protección y defensa fue instituido”.

La esencia de un Estado son los hombres y las mujeres que lo conforman, los cuales pueden ser pocos o muchos, siempre y cuando hayan logrado formar, de hecho, un cuerpo político autónomo.

A propósito de lo anterior, en su Teoría General del Estado, R. Carré de Malberg resalta que un Estado es, ante todo, una comunidad humana. De igual manera, se trata de una forma de agrupación social, la cual se caracteriza por ser una colectividad pública que se sobrepone a todas las agrupaciones particulares de orden doméstico o de interés privado, o inclusive de interés público local, que puedan existir entre sus miembros.

Siguiendo ese orden, es preciso hacer referencia a la nación, la cual fue definida por el referido autor como “el conjunto de hombres y de poblaciones que forman un Estado y que son la sustancia humana del Estado”. En sintonía con Carré de Malberg, el destacado jurista francés, Adhémar Esmein, considera a la nación como la personificación jurídica de una nación.

Para funcionar adecuadamente, el Estado debe tener delimitadas sus funciones, las cuales se dividen en función legislativa, función administrativa y función jurisdiccional.

Como es bien sabido, la función legislativa, que consiste en hacer las leyes, es atribución del Poder Legislativo. La ley fue definida por Esmein como “una regla imperativa formulada por el soberano, el cual estatuye, no ya para un interés particular, sino para el interés común; no ya para un individuo aislado, sino respeto de todos y para lo porvenir”.  

No cabe duda que la función administrativa que, de conformidad con Duguit, “tiene por objeto proveer, por medio de actos y operaciones, jurídicas y técnicas a la vez, a la satisfacción de las necesidades públicas y a la gestión de los servicios públicos”,  es cada vez más minimalista y, por lo tanto, beneficiosa para los intereses del Poder Empresarial, en perjuicio de los pobres, que son los que más necesitan la protección del Estado.

Refiriéndose al laissez-faire y al gobierno mínimo, en La democracia posible, Ronald Dworkin, dentro del contexto de un país rico como los Estados Unidos, admite la posibilidad de la instauración de un gobierno minimalista con poca capacidad de acción, que únicamente tenga poderes para mantener un ejército y una fuerza policial, y para grabar solo con los impuestos necesarios a fin de poder ejercer sus limitados poderes, con la condición de que sea una decisión política tomada por todos los ciudadanos, que serían responsables de crear un Estado mínimo, aun cuando podrían haber creado un gobierno con muchos más poderes para ayudar a los conciudadanos más pobres.    

Garantizar el derecho de los ciudadanos a la seguridad social y a recibir, de forma justa, los demás servicios del gobierno y del sector privado, es una obligación del Estado, el cual está obligado a convertir en realidad el inexistente Estado Social de Derecho.