La detención de otros 24 haitianos ilegales cuando viajaban en un autobús por el noroeste aumenta las interrogantes sobre el supuesto blindaje de la línea fronteriza.

Los sucesivos apresamientos plantean que en la persecución interna de haitianos indocumentados se es más eficaz que en el impedimento de su ingreso al territorio a través de la frontera.

Por las informaciones proporcionadas por el Ejército, las detenciones en operativos de interdicción no son ni pueden verse, por la frecuencia, como casos aislados.

Subrayan con toda claridad que los haitianos conocen una ruta que las autoridades “ignoran” para ingresar a este país, o que existe una estructura poderosa para el suspicaz tráfico.

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Además de los operativos de la Dirección de Migración, el Ejército ha dado cuenta de la detención de cientos de haitianos indocumentados, sobre todo en los alrededores de comunidades del noroeste.

Con la crisis de mano de obra en la agricultura y la construcción creada por las repatriaciones de indocumentados el tráfico de haitianos se erige como un buen negocio.

No todos los productores y constructores se prestan a la contratación de ilegales, pero hay muchos que lo hacen sin importarles las consecuencias.

Sin abandonar los operativos de interdicción las autoridades tienen que prestar más atención a la vulnerable línea fronteriza para evitar el trasiego de indocumentados. E incluso adoptar otras medidas para enfrentar el problema migratorio por la zona.