La reducción de un 40 a un 20% al aumento salarial que reclama la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (Faprouasd) es de todas maneras desproporcionado.

No solo por el impacto de la pandemia del coronavirus en la economía, sino porque el incremento no guarda ni la más mínima relación con la competencia en el mercado de los profesionales egresados de la UASD.

Si el reclamo es sobre la base de la necesidad y el costo de la vida, todos los trabajadores públicos y privados son merecedores de una mejoría salarial. Entristece que los profesores universitarios, aunque en la práctica sean más gremialistas que académicos, pierdan la perspectiva frente a los desafíos que enfrenta la propia casa de estudios.

Por la politiquería y conductas tan irracionales la UASD ha sido incapaz de sobrevivir sin un subsidio cada vez más elevado de los gobiernos, que no retribuye en términos de formación de profesionales. Faprouasd ha debido entender esa realidad, pero es posible que por acciones tan insensatas como la que libra en la actualidad no le haya alcanzado el tiempo.