Muchos años después se recordará con tristeza la tragedia acaecida en la madrugada del martes al desplomarse el techo de la discoteca Jet Set que causó la muerte de al menos 221 personas y 189 heridos, pero más que referencias escritas, la gente hablará sobre dramas contados por sobrevivientes.
Futuras generaciones escucharán de sus mayores historias laudatorias sobre el artista Rubby Pérez, al que se referirán como “la voz más alta del merengue”, de quien dirán que recibió la muerte con su alegre canto, como para despejar así los caminos al cielo.
La gente no olvidará que el malogrado merenguero comenzó a cantar a las 11:50 y que poco después de la medianoche se derrumbó el techo y su cuerpo quedó atrapado frente a la tarima, rodeado de cadáveres, aunque se dijo que había sido localizado con vida, pero esa esperanza fue disipada con la presentación de su cuerpo inerte.
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Una desgracia como esa no será cubierta con polvo de olvido, aunque sí con incienso de resignación, en la certeza de que con el paso de los años será recreada en todos los escenarios sociales, porque tan inmenso dolor no se borra con el tiempo, menos aun cuando la muerte ha desgarrado tantas vidas valiosas.
¿Cómo no contar la historia de los 20 adultos mayores de la Hermandad Haineros Dorados que murieron atrapados bajo los escombros en esa discoteca donde acudieron a aplaudir a su compañero e ídolo, Rubby Pérez, o las tragedias de muchas familias, cuyos integrantes acudieron a divertirse y encontraron la muerte?.
Los ciudadanos flagelan su alma al escuchar crónicas sobre terribles episodios contados por personas atrapadas entre escombros y en la antesala de la muerte, que se comunicaron por teléfono móvil con parientes o amigos para enterarlos del drama que sufrían, como fue el caso de la gobernadora de Montecristi, quien poco antes de morir informó al presidente Luis Abinader de su infortunio.
Esas tristes historias se transmitirán de boca en boca mucho después de que los testigos de hoy y sus hijos hayan partido de esta vida, porque una tragedia como la acaecida en la discoteca Jet Set se anida para siempre en la memoria colectiva.
Las autoridades tienen el compromiso de contar hoy con absoluta transparencia toda la verdad sobre las causas y consecuencias de esa tragedia, en el entendido de que lo que se diga o se deje de decir servirá de insumo para que en el mañana la historia se cuente tal y como aconteció, con nombres y apellidos.