Durante una comparecencia ayer por televisión, el presidente Luis Abinader al referirse a diversos tópicos sobre su gestión de gobierno literalmente dio el banderazo de inicio formal del debate electoral, aunque dijo que todavía no decide si aceptaría repostularse para las elecciones presidenciales de 2024.
Al pasar revista a los proyectos de infraestructura que emprende su gobierno, así como al comportamiento de la economía, el mandatario cree que no sería difícil conseguir una eventual reelección, al sostener que su partido ganaría las elecciones.
Lo positivo en todo lo expuesto por el mandatario es que serviría de insumo para que todo el liderazgo político contribuya a elevar el tono y el contenido de la discusión sobre temas esenciales de la vida nacional que llaman la atención de los electores.
El presidente Abinader expuso lo que considera logros de su administración y también admitió que algunos objetivos, como la erradicación de la inseguridad ciudadana, no se alcanzan aun, por lo que ahora compete a la oposición refutar esos y otros señalamientos, lo que se afianzaría un debate electoral de calidad.
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La ciudadania no parece animada a asistir de nuevo a un circo electoral basado en diatribas, mentiras, medias verdades, planteamientos insulsos o cualquier otra expresión de guerra sucia, porque a lo que se aspira es a que candidatos y partidos confronten ideas y programas sobre cómo afrontar males nacionales.
Sería un grave error que desde litorales oficiales o de la oposición se intente subestimar la capacidad cognoscitiva y reflexiva de los electores, a los que pretenderían adormecer con somníferos de demagogia o edulcorantes mentirosos, porque hace tiempo que la población votante adquirió conciencia sobre sus derechos.
En sus peroratas electorales, los candidatos presidenciales deberían referirse a la advertencia que ha hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI) de que el crecimiento de la economía global “sigue siendo débil” y “se inclina a la baja”, que persisten los motivos que la frenaron en 2022.
Ojala que esa comparecencia presidencial ayude a articular un debate electoral que, por ejemplo, aborde el temor del FMI de que la economía de Estados Unidos se coloque al borde de la recesión en 2024 y que la inflación global se incremente por recrudecimiento de la guerra en Ucrania. Ojala que brote agua limpia.