Tras mofarse de los países que buscaban negociar los aranceles a las importaciones, el presidente Donald Trump sorprendió a moros y cristianos con la pausa de 90 días en los gravámenes y la reciprocidad solo a un 10 %.

Solo China, a la que Trump incrementó los aranceles al 125 %, quedó excluida de una reconsideración que de inmediato impactó de manera positiva en la recuperación de las bolsas de valores.

Aunque la pausa es un alivio y ha sido bien acogida por estos predios por empresarios y economistas, el Gobierno busca que Washington elimine definitivamente el gravamen del 10 %.

El presidente Luis Abinader había revelado que el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, ha estado en contacto con el Departamento de Estado y con el secretario de Comercio para discutir la anulación de la tarifa en función del DR-Cafta, en tanto que el titular de Industria y Comercio, Víctor Bisonó, informó que se trabaja paso a paso para renegociar los aranceles en el más corto plazo.

El sector empresarial, que acogió con beneplácito el receso de 90 días, había lamentado que con los gravámenes Trump ignore tratados internacionales.

No se tenía previsto que Trump, que ha redoblado el pulso arancelario con China al elevarlo a 125 % en represalia por el ajuste del 84 dispuesto por Beijing, revocaría ni por un segundo unos aranceles que ha defendido como el arma más eficaz para recuperar la grandeza de Estados Unidos.

El respiro, sin embargo, es alentador.