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Tú decides

Tú decides

Eduardo Álvarez

Entre lo deslumbrante y lo útil, necesario y provechoso. Aquello te impresiona, activando apenas el lado lúdico que, si te descuidas, te lleva al boato y al debilitamiento del espíritu, que conduce a una vida desordenada y dislocada, carente de propósitos.

 La segunda opción te fortalece, garantiza y proporciona estabilidad y prosperidad. Tu porvenir se conecta con la realidad.

La vida llana y simple que deviene en riqueza material y espiritual. En contraposición, te enfrentas a la tentación del lujo antes de tiempo, que cuando se antepone al mérito, queda atrapado en un desenlace, si no ruinoso, indeseable.

De ahí que perseguir grandes objetivos requiera sacrificio y disposición al trabajo con apego a la vida simple que encuentras plenamente en el tratamiento y el calor humano del sano compartir entre familiares, amigos y colegas.

Sana expresión y satisfacción que te ofrece la cotidianidad, lo esencialmente parroquiano. Y dale con la similitud que existe entre cercanía, calidez y amor, en el sentido más elevado y puro.

Eso sí, esta cuestión a todas luces comprensible y simple, presenta un dilema. A nadie le amarga un dulce y, con frecuencia, lo frívolo y divertido tiende a seducir pronto con sus alegres y coloridas  vestimentas engañosas adornadas de oropel.

Enfocarse con determinación en las prioridades que demanda lograr metas trazadas  en la formación, preparación y emprendimiento en las etapas más productivas y aprovechables de nuestra existencia.

Entender y poner en práctica un estilo de vida coherente con estos propósitos, te aproxima  al exitoso esquema que les ha dado buenos resultados a personas, familias y grupos posicionados en mercados altamente competitivos.

El triunfo los ha sorprendido trabajando. Que para  disfrutar tendrán, luego,  tiempo suficiente.