Editorial

Una batalla, no la guerra

Una batalla, no la guerra

Durante los cuatro días de la jornada de vacunación comunitaria que abarcó principalmente al Distrito Nacional, provincias Santo Domingo, San Cristóbal, Peravia y Azua, se inocularon 571 mil 847 personas, con lo que el número de vacunados se elevó a cinco millones 192,855.

El éxito alcanzado durante los cuatro días del gran despliegue logístico e intensa promoción para que gente de todas las edades acudieran a los centros de vacunación puede definirse con una victoria episódica por lo que queda pendiente ganar la guerra definitiva contra la covid-19.

Es por eso que a todos los oídos debería llegar la advertencia del presidente Luis Abinader de que la vigencia o modificación del toque de queda dependerá de la variación de las cifras de contagios, por lo que se requiere no bajar la guardia y continuar el proceso de vacunación con la misma intensidad.

La pandemia no retrocede tan fácilmente, como lo demuestra el reporte de ayer de mil 397 nuevos casos de contagios con dos fallecidos, aunque la positividad de redujo a 16.9% y la letalidad a 1.21%, pero las camas de cuidados intensivos están ocupadas en un 74%, con solo un 37% de los ventiladores disponibles.

Sería un gran error si la ciudadanía asume la extraordinaria experiencia de unidad nacional que significó esa jornada de vacunación como un pasarrato que exonera de nuevos y más trascendentes compromisos cívicos y sanitarios, que incluye el de mantener en absoluta vigencia el protocolo de uso de mascarillas, lavado de manos y guardar distancia.

Todavía falta mucha gente por vacunar, con la buena nueva de que las autoridades disponen de suficientes dosis para inocular contra la covid-19 a toda la población, incluidos a residentes legales o indocumentados, una suerte de privilegio que anhelarían tener muchos países.

Extender o no el periodo de toque de queda o confinación domiciliaria dependerá de la propia ciudadanía, compelida a cambiar con acendrada civilidad el vocablo “contagio comunitario”, por el de “comunidad vacunada”, única manera de contener una pandemia que ha matado a casi cuatro millones de personas en el mundo.

Retornar a la nueva normalidad requiere primero reducir la ocupación de camas de cuidados intensivos, el número de pacientes internos por la covid-19, los porcentajes de positividad y letalidad y, obviamente, la disminución radical de la cantidad diaria de contagios. Si esas metas no se logran, seguirá el toque de queda.

Sudelka Garcia

Periodista de El Nacional Digital