En la violencia contra las mujeres, una de las plagas de estos tiempos, no se puede descartar ningún elemento que pueda contribuir a erradicarla.
La fuerza no debe ser lo único, y ni siquiera lo principal, pero no deja de ser un ingrediente importante para proteger a las mujeres frente a la violencia machista.
Al dotar de 25 vehículos, chalecos antibalas, esposas y macanas a la Dirección Especializada de Atención a la Mujer y Violencia Intrafamiliar hay que confiar en que las autoridades están al tanto de la problemática.
Porque el asunto no es solo reducir a la obediencia a los agresores, sino en evitar que las mujeres sean víctimas de violencia física. Y de ser posible hasta psicológica. Entonces es necesario un amplio programa de prevención, que no se limita únicamente a charlas, sino que incluye la integración de vecinos y de la comunidad.
No solo el miedo a las parejas impide que las mujeres se querellen de intimidación o represión dentro o fuera del hogar, sino la percepción de que la Policía no actúa. Los vehículos y las macanas pueden ser muy necesarios, pero sin olvidar que muchos feminicidas también se suicidan. Entonces, hay que prevenir.