La tragedia que representa la muerte de 53 personas, cuyos cuerpos fueron encontrados en el interior de un camión en San Antonio, Texas, es otro desafío sobre la migración clandestina en la región.

Las personas, en su mayoría mexicanos, y de otras nacionalidades, jamás repararon en las adversidades que afrontaban con tal de penetrar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

No todas las víctimas han sido identificadas y por lo tanto todavía no se sabe si en el grupo hay algún dominicano. Sabrá Dios el enorme sacrificio que realizaron los viajeros en el furgón para, al final, encontrarse con la muerte.

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El presidente estadounidense Joe Biden ha apuntado hacia los traficantes de personas por la tragedia, pero también tiene que reflexionarse sobre las políticas migratorias y las mismas condiciones económicas y sociales de los países de origen de los emigrantes.

Es doloroso que la gente desafíe la muerte con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida. Sobre la migración es mucho lo que se habla y promete, pero poco lo que se hace para disuadir a la gente de travesía tan arriesgada como la que costó la vida a las personas cuyos cuerpos fueron hallados en el camión.