Por las víctimas del terror nazi en los infernales campos de concentración, el 27 de enero fue escogido por las Naciones Unidas (ONU) para honrar a los caídos en las horrorosas matanzas.
Por todo lo que significó en el Día Internacional de las Víctimas del Holocausto es menester que se condene el odio, la discriminación y todas las prácticas degradantes de la condición humana.
Con mucha propiedad y sentido, la embajada de Israel ha solicitado a la ONU que establezca un programa de divulgación titulado “El Holocausto y las Naciones Unidas”, así como adoptar medidas para movilizar a la sociedad civil contra el genocidio, la intolerancia religiosa y la violencia basados en el origen ético o las creencias.
Lo que ocurrió en los campos de exterminio representa una de las peores afrentas para la integridad y la condición humana, un acontecimiento que tiene siempre que repudiarse y evitarse que pueda asomar bajo cualquier manifestación. Las víctimas son dignas de la mayor solidaridad.