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Yaneisi tiene quien le escriba

Yaneisi  tiene quien le escriba

Todas las noticias sobre la niña Yaneisi Rodríguez, lo que demuestran es que esa niña no parecía importarle a nadie.
Su madre, Altagracia Rodríguez, de tan solo 24 años, la envió a la muerte, porque enviar a una niña a las diez de la noche a “buscar una devuelta”, a un sitio de borrachos era exponerla a lo que pasó. ¿Hay que lincharla? No, hay que entender que ella posiblemente fue víctima de violencia sexual y maltrato desde muy joven y los y las abusados repiten en un ciclo infernal el abuso.

Poco se de Franidin Fernández Cruz (Gile), quien la secuestra junto con un niño, la viola, la golpea y luego se la lleva a una bestia borracha que declara sin empacho “yo la intenté penetrar, pero no pude, porque estaba borracho, entonces solo ayudé a botarla”, como si lo que botara fuera un perro o un gato. Ese mismo borracho había estado preso por violar no ya una niña sino un niño y solo cumplió en la cárcel dos años.

Ahora, al menor de 16 años le están imponiendo dos meses de coerción, como si a ese aprendiz de bestia no hubiera que encerrarlo, como al Llenas, para siempre, aunque no creo en la cárcel para ese tipo de crimen ni en la castración, porque un enfermo sexual viola con lo que tenga a mano.

Creo en la castración química, que se realiza en muchos países, y que extirpa del cerebro el área que incita a la violencia sexual, no en que el Estado tenga que asumir adinfinitum la manutención de criminales que solo se vuelven peores en la cárcel.

¿Qué es lo que me enfurece?

Que no he visto una marcha de evangélicos y católicos que defienden la vida de los no nacidos frente a la Fiscalía de Santiago exigiendo un castigo ejemplar, como no los he visto en ningún juzgado, o barrio donde todos los días ocurre este tipo de asaltos en la infancia.

Ni he escuchado a Masalles, pronunciarse, ni al cura que vino del Perú con la campaña “Con mi familia no te metas”, promotora del individualismo más rampante porque lo que pase con otras familias no les importa.

Dice un familiar cercano que en Boca Chica alguien les dijo a las niñas embarazadas, de doce y trece años, que si se acuestan con bestias que las maltraten podrán abortar. Esas niñas andan ofreciéndose, porque nadie se ha apersonado a la playa y les ha dicho si no quieren esos niños dénnoslos que nosotros los ofreceremos en adopción.

Este país es un asalto a la paciencia, y la indignación su gasolina. Paz y bien para Yaneisi.

El Nacional

La Voz de Todos