El presidente Luis Abinader dijo ayer que el gobierno no tiene otra propuesta de reforma fiscal, lo que resulta lógico porque fue apenas el sábado cuando el mandatario anunció el retiro inmediato del proyecto que había sido depositado en la Cámara de Diputados.
Lo que sí llama la atención es que el jefe de Estado reiteró que el gobierno se enfocará en hacer los “ajustes de lugar” para reducir la dependencia del endeudamiento y aumentar la capacidad para financiar problemas sociales, lo que podría interpretarse como abdicación a presentar un nuevo proyecto.
Textualmente el Presidente dijo que «vamos a tener que volver al presupuesto que tenemos, el pueblo habló, haremos los ajustes de lugar, tenemos que terminar las obras inconclusas, pero tenemos que ser cuidadosos con mantener un nivel de deuda controlada”.
El presidente Abinader exhaló bocanadas de optimismo al proclamar que el país seguirá en crecimiento, que habrá grandes inversiones y que se mantendrán los niveles de empleos, además de señalar que le ha tocado gobernar en situaciones muy difíciles, tras los cuales la economía reaccionó positivamente.
Después del traspié de la reforma fiscal, el gobierno no debería cubrirse de pesimismo, menos aun cuando tendrá que afrontar situaciones como las pérdidas sufridas por los bonos en dólares de República Dominicana en los mercados emergentes, tras el retiro de ese proyecto.
Esos papeles de deuda cayeron hasta 2.6 centavos de dólar, negociándose por debajo de los 90 centavos, aguijoneado también por la reducción de posibilidades de que el país alcance en el corto plazo el grado de inversión, también atribuido al fracaso de la propuesta de modificación tributaria.
En el escenario de que no se presente un nuevo texto de reforma fiscal, la economía deberá transitar el mismo camino de crecimiento (5.1%), control de inflación (3.29%), Inversión Extranjera Directa (US$4,500 millones)), así como la previsión de ingreso de más de US$40 mil millones por turismo, remesas y exportaciones.