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Aborto y congresistas

Aborto y congresistas

Ernesto Guerrero

El que no se apruebe la despenalización por las tres causales, no va tener ningún impacto en la reducción del número de abortos que se realizan en el país. Es una vergüenza la visión machista, retrógrada y ultraconservadora de la mayoría de nuestros congresistas que por cobardía deciden continuar con la flagrante violación de los derechos humanos y la dignidad de la mujer.

La mayoría de los congresistas no fueron elegidos por su capacidad, carisma ni honestidad probada, sino por coyunturas y amarres políticos. La gente no votó por ellos, sino para sacar los conocidos corruptos. Por eso no sorprende esta ola de conservadurismo que envuelve al congreso y trasgrede la autonomía que tienen las mujeres para interrumpir legalmente un embarazo en los tres casos excepcionales.

Negarle la oportunidad de decidir sobre el riesgo a correr es desmedido, sobre todo porque ni siquiera están demandando el derecho a la interrupción de un embarazo no deseado. En lo adelante, las mujeres continuarán buscando en el exterior o en clínicas privadas la solución a su adversidad, en tanto las pobres (en su mayoría muy jóvenes) continuarán con su desdicha o recurrirán a medios asépticos que terminarán en hospitales o en el cementerio.

“Se aborta por una razón no por falta de razón”: Florence Thomas.

Decenas de miles de mujeres, incluso muchas católicas, han abortado y lo seguirán haciendo a pesar de todas las barreras culturales, legales y morales que les sean impuestas. Si aceptamos que una mujer católica practicante puede decidir no abortar, por qué oponerse a que las mujeres que no lo son, puedan interrumpir su embarazo.

Una joven mujer padece de una enfermedad que, en caso de continuar con la gestación, puede producirle la muerte. Además, el feto que espera tiene un diagnóstico de anencefalia (ausencia de una parte del cerebro). Otra violada por un familiar, y a todas se les niega el derecho a decidir. Y yo pregunto, Señores congresistas: si fuera su hija, ¿la dejarían morir?

Me niego a aceptar que las dominicanas al igual que las mujeres de otros cinco países pobres en el mundo, mantengan leyes tan anacrónicas, mientras critican el trato a las mujeres en países ortodoxos (Afganistán).  Presidente vete ese código, que es un acto de barbarie que nos avergüenza.

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