Editorial

Algo hay que hacer

Algo hay que hacer

República Dominicana llegó tarde a la discusión del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta), por lo que tuvo que adherirse a gran parte del texto previamente acordado entre Washington, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala, publicado el 5 de agosto de 2004.

Ese convenio entró en vigor el 1 de marzo de 2007 sin que el déficit en el intercambio comercial con Estados Unidos se haya reducido siquiera mínimamente, con un saldo en 2019 de 3,617 millones de dólares, al exportar US$20,564.2 e importar US$24,181.2

Se diría que ese es el resultado de la relación entre una economía en desarrollo con la primera potencia económica mundial, pero el problema radica en que, en vez de promover fortaleza de las exportaciones nacionales, ese tratado pone en peligro el andamiaje de la producción agrícola, industrial y agroindustrial del país.

No se niega, por ejemplo, que el crecimiento de las zonas francas, además del factor geopolítico, obedece al DR-Cafta, pero esos beneficios arancelarios estaban insertos en la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) que dio paso a la zona de libre comercio con Centroamérica.

No es posible entender por qué las comprobadas falencias o iniquidades que afloran en ese acuerdo de libre comercio no son objeto de controversias o discusiones entre las partes, como ocurre con el convenio firmado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-Mec).

En efecto, los socios de Washington han reclamado revisar las reglas de origen para la industria automotriz, que alegan perjudica a las fábricas de vehículos canadienses y mexicanas, al imponer que el 75% de la producción de automotores tenga componentes producidos en Estados Unidos y el 45% producidas por trabajadores que devenguen al menos 16 dólares la hora.

El T-Mec entró en vigencia el 1 de julio de 2020 y ya afloran litigios comerciales y la posibilidad de que se integre un panel para decidir sobre la modificación o interpretación de su contenido, pero 14 años después nada se ha hecho para impregnar equidad al DR-Cafta.

Poco relevante ha sido el DR-Cafta en favor del comercio, producción, exportaciones y términos del intercambio comercial con Estados Unidos y Centroamérica que, por el contrario, coloca en serio peligro la producción nacional de arroz y la industria avícola, entre otros sectores estratégicos relacionados con la soberanía alimentaria de República Dominicana. Algo hay que hacer ¡y pronto!

El Nacional

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