A Laura y Ana y los otros tres José Díaz.-
Este próximo domingo es “Día del padre”. En los 36 años que lleva esta columna creo haber escrito sobre este día por lo menos 34 de esos 36 años, desde distintas vertientes.
Es posible que me haya repetido algunos, pero la mayoría son diferentes, y a pesar de haber alcanzado la categoría oficial de envejeciente este mismo mes, creo tener la suficiente lucidez para asegurar que nunca lo he hecho desde la óptica de los hijos, y me valdré de dos frases de García Márquez puestas en boca, la primera, de Juvenal Urbino el esposo de Fermina Daza“…de los hijos a quienes la vida ha ido convirtiendo poco a poco en padres de sus padres” y la de Fermina “…los hijos no se quieren por ser hijos sino por la amistad de la crianza”.
“El amor en los tiempos del Cólera”, páginas 156/277. Ciertamente, donde ha existido una buena relación entre hijos y sus padres tiende a darse que los pasos importantes que deban dar lo padres, por más insignificantes que parezcan, consulten a sus hijos.
Este servidor, que siempre se creyó capaz de emprenderlo y resolverlo todo, y que en esas cometió innúmeros errores, ahora, en plena vejez, viviendo los pocos años de vida útil que le restan y sabiendo que nos queremos “…por la amistad de la crianza”, consulta a sus hijos hasta en asuntos de intimidad, de relación de pareja, tanto así que en los últimos duelos que sufrí han sido mis dos hijas las que han servido de soporte al terapista que me atendió, convirtiéndose ambas en “…madres de su padre”.
Para los que estamos de salida viene a resultar algo invaluable el que podamos contar con que nuestros hijos puedan hacer de nuestros padres, con buena disposición y amor, es una garantía de que lo hicimos bien, y así lo cree el autor de “algo más que salud”.
Por: José Díaz
asesaijd@gmail.com