Todos nos quejamos por la carestía de los elementos básicos para sobrevivir (alimentación, salud, educación, vivienda y otros servicios).
Si nos detenemos a pensar en las causas que la originan, encontraremos que, una de ellas es el margen de beneficios de los actores por su labor de intermediación.
Haciendo un breve ejercicio para entender lo que en el sector agropecuario llaman la cadena de distribución (proceso que media entre el productor y el consumidor final de los productos alimentarios), vamos a verificar que los márgenes de beneficios son exageradamente altos.
En cuanto a la salud, hay que señalar que (aun existiendo las compañías de seguros); los honorarios médicos y los altos precios de los medicamentos, reducen severamente la capacidad del presupuesto familiar.
El costo de la educación privada (en todos sus niveles), es excesivamente elevado, a pesar de ser un sector subsidiado por el Estado y exento del pago de impuestos; su impacto económico lesiona significativamente el presupuesto de los usuarios.
Para la vivienda, es importante tener presente que las entidades financieras cuya labor de intermediación consiste en financiar la adquisición, se origina a partir del ahorro de sus clientes.
No obstante, el costo del financiamiento es desproporcionado. Para verificar la certeza de lo precitado, basta mirar sus estados financieros, a fin de observar los beneficios obtenidos y el crecimiento de sus activos.
En cuanto a la categoría de “otros servicios” vamos a citar solo tres: energía eléctrica, transporte público y seguridad ciudadana.
No ya por los precios de estos, sino más bien por lo ineficientes que son. Esa realidad, impacta negativamente el presupuesto familiar.