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Apedrear a los más chiquitos

Apedrear a los más chiquitos

Fernando A. De León

Por: Fernando A. De León

Lastimeramente, en estos momentos algo nos desconcierta. El dominicano sabe odiar. Pero ese odio, que deseamos sea contra los que siempre nos han explotado, se vuelca contra infelices haitianos. 

En cada esquina;  recoveco; cada rincón de una bodega de Nueva York, hay por lo menos un dominicano lanzando pestes contra el pueblo  de Haití. Tomando piedras para los más chiquitos.  En esta coyuntura histórica, hemos palpado los azotes de un odio visceral contra un desafortunado conglomerado.

  A propósito de las bandas criminales que hoy traen zozobra al pueblo haitiano, la mayoría de dominicanos de Manhattan casi las obvian; no   hacen alusión a ellas. Se descargan contra el pueblo infeliz, y no contra los políticos y otras élites que las aúpan.  Podríamos estar de acuerdo con las medidas migratorias asumidas por el presidente  Luis Abinader.  En verdad, la situación caótica que persiste en Haití es una amenaza, y es plausible el que se selle la frontera para impedir que penetren a nuestro territorio.

  Pero, eso es una cosa. Otra distinta es que los que siempre hemos estado abajo, aunque menos desgraciados, optemos por odiar a nuestros desafortunados vecinos. No somos haitianófilos, pero nos correspondemos con la defensa de los pobres y los negros que han sido maltratados. De ahí procedemos. ¿O es una quimera aquello de que las clases no se suicidan?  ¿O somos simples patrioteros, y nada más?

 No quisiéramos que Abinader quiera capitalizar políticamente al común de los dominicanos que siempre odia a las víctimas mientras, de alguna forma, flirtean con nuestros victimarios.

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