Desde hace más de un siglo, Haití ataca de manera sistemática a la República Dominicana, mostrando en los últimos años hostilidades injustificadas, las cuales no han sido repelidas para evitar un conflicto armado de inmensas dimensiones, escogiendo por prudencia la vía diplomática para dirimir controversia generada por el país vecino que agrede y hace papel de víctima en organismos internacionales.
Recientemente, un bocón haitiano advirtió que solamente está esperando que los soldados dominicanos disparen el primer tiro para iniciar una guerra entre ambos países y, parece ser, que las constantes provocaciones persiguen que los militares dominicanos hagan sonar el tableteo de las ametralladoras para que Haití respete los límites fronterizos y cese de lanzar objetos e intentar destruir pirámides que señalan claramente la línea limítrofe que nos divide en la frontera.
Hace dos semanas, una banda de haitianos penetró a nuestro territorio intentando destruir la pirámide 13 en el límite fronterizo, acción que fue rechazada con prudencia por los miembros del Ejército que no permitieron tal acción violatoria a numerosos tratados binacionales y una flagrante transgresión a la soberanía, conquistada a base de sangre y fuego por los patriotas dominicanos, y que las generaciones posteriores a la independencia de la República han defendido en más de una veintena de batallas, donde hemos salidos victoriosos.
El presidente Luis Abinader ha sido claro y preciso frente Haití, advirtiéndole que favorece el diálogo, pero tomará, con apego a derecho, cuantas medidas sean necesarias para preservar la integridad del territorio nacional, y no permitirá ninguna incursión de grupos haitianos de cualquier estamento de ese país, que aquí entre a ocasionar daños físicos a los militares y a los habitantes fronterizos.
Luego del incidente, originado en el borde de la pirámide, tropas haitianos con armamentos pesados, se posicionaron en Juana Méndez, una comunidad de Haití, situada próxima a la frontera, en evidente actitud bélica y amenazante, lo que obliga a los soldados dominicanos estar alerta para evitar bajas en las filas de nuestro Ejército y reaccionar rápidamente contra una eventual e inesperada agresión de un declarado enemigo de la República Dominicana, cuyos coterráneos deben responder al llamado de integrarse a la lucha para defender el suelo de la Patria.
Es oportuno recordar, como apunta un historiador militar. que la frontera entre ambos países nació como consecuencia del reparto de la isla La Española por los acuerdos entre Francia y España para dirimir sus diferencias territoriales en el continente europeo, los franceses se quedaron con la demarcación de Haití con el Tratado de Riswick y luego con otro convenio más transparente que se llamó el Tratado de Basilea.