El programa de deportación de indocumentados que ejecuta la administración del presidente Donald Trump coloca en riesgo de repatriación a más de 200 mil dominicanos que residen en Estados Unidos en condición irregular, por lo que se requiere que el Gobierno garantice la reinserción de quienes sean retornados.
Debe precisarse que la inmensa mayoría de los nacionales en peligro de deportación es gente trabajadora que no ha cometido delitos graves, que no sea el de violar el estatuto migratorio estadounidense, muy diferentes a otros nativos que son repatriados por la comisión de diversos crímenes.
La Dirección General de Migración, el programa social Supérate y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) trabajan en la creación de un plan de asistencia encaminado a la reinserción laboral de dominicanos repatriados, iniciativa que debería incluir otras instituciones relacionadas con salud y educación.
Cada mes arriban al país hasta tres vuelos repletos de repatriados,la mayoría exconvictos por la comisión de infracciones penales relacionadas con narcotráfico, homicidio, atraco, falsificación o lavado de dinero, pero ese no es el caso de miles de dominicanos sobre quienes pende la amenaza de repatriación.
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Se cuentan por miles los inmigrantes que han sido devueltos a México, Honduras, Nicaragua, Brasil, Guatemala, Colombia y Venezuela, cuando apenas comienza en firme en programa de deportaciones que las autoridades de Estados Unidos estiman lcanzaría el millón de indocumentados.
El Gobierno está compelido a articular un programa de reasentamiento de los dominicanos que retornen en condiciones de repatriados para que puedan reinsertarse en el menor tiempo posible, en el entendido de que aquí no son extranjeros ni jamás tendrán estatus de residentes ilegales.
Al programa de readecuación de repatriados debería agregarse al Ministerio de Trabajo, Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), Ministerio de Educación y el Sistema Nacional de Salud (Senasa), para proveerles diligencias de acceso a empleos, capacitación, escolaridad y seguridad social.
Ojalá que no se cuenten por miles los dominicanos deportados desde Estados Unidos y Puerto Rico, pero si así fuere, esos compatriotas merecen la mayor atención del Gobierno y del Estado, que al fin y al cabo han sido los mayores responsables de que emprendieran la aventura de buscar en esos destinos lo que aquí no encontraron.