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Azúcar amarga

Azúcar amarga

Elvis Valoy

El canciller Roberto Álvarez tuvo su mejor desempeño en el emblemático café Atlántico, centro de diversión de los años ochenta y noventa que se hizo cita obligatoria para la juventud de la época que buscaba diversión.

Álvarez nunca debió quitarse el mandil y brincar el mostrador de la industria del entretenimiento, pues ahora como diplomático, lo único que ha producido es desesperanza, desorden, posiciones antinacionales, pésimo manejo de las relaciones internacionales, incentivo de la mediocridad y la molicie, y para colmo y por su torpe visión de la defensa de los intereses dominicanos, una posible sanción a nuestra industria azucarera.

Nuestros ingenios no cuentan para la diplomacia dominicana, realidad que se hizo evidente cuando quince congresistas estadounidenses pidieron investigar acusaciones de trabajo forzoso en ese sector, guardando la Cancillería un silencio cómplice.

Igual ocurrió con las ríspidas declaraciones en contra de nuestra industria azucarera de dos miembros de la Cámara de Representantes, produciendo solo mutis en Álvarez, para luego decir a la prensa que “no valía la pena responderles”.

Las persistentes críticas de Estados Unidos a nuestra azúcar exigían una reunión bilateral entre los cancilleres, Antony Blinklen, norteamericano, y Roberto Álvarez, cónclave en el que también estuvieran los principales ejecutivos de los ingenios dominicanos. Pero el ministro de Relaciones Exteriores dominicano luce más preocupado por Haití, que por nuestros problemas.

Elvis Valoy

Elvis Valoy