Mientras Estados Unidos y otras potencias occidentales le suministren armas, el Gobierno de Israel no cederá a las presiones de un alto al fuego ni siquiera por unas cuantas horas en su escalada bélica en la franja de Gaza y ahora también en el Líbano.
Antes que acatar el llamado para que suspenda los ataques contra la milicia libanesa, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha exhortado a las tropas de su país redoblar la embestida.
Si le suspendieran la venta de armas es posible que Netanyahu flexibilice la guerra de exterminio que a nombre de la seguridad de Israel protagoniza en el Medio Oriente.
“Si es necesario estaremos así 10 años”, proclamó el Gobierno israelí en rechazo a las peticiones para que acepte un alto al fuego por 21 días en la guerra contra la milicia libanesa de Hezbolá.
Esta conflagración, más la de la franja de Gaza y la invasión de Rusia a Ucrania colman de incertidumbre el planeta.
Cientos de personas han caído desde que Israel atacó a la milicia libanesa, que en respuesta disparó un misil que no causó bajas a Tel Aviv. En Gaza se estima que han muerto más de 40 mil personas desde que Israel inició su embestida en respuesta a los atentados terroristas del 7 de octubre de 2023.
La venta de armas ha irrumpido como uno de los estímulos más poderosos en la escalada bélica que las potencias occidentales ni la ONU han podido detener. Ni siquiera para iniciar un periodo de negociaciones.