El bono especial de 700 mil pesos concedido a los senadores para Navidad y Reyes reproduce la vieja y ofensiva tradición de privilegios en beneficio de los legisladores.

El presidente del cuerpo, Eduardo Estrella y sus colegas Faride Raful y Antonio Taveras Guzmán, quienes tampoco reciben el infame barrilito para fomentar el clientelismo político, se citan como los únicos que no se mancharon con un bono que contrasta con la eficiencia del gasto de que se ha vanagloriado el Gobierno.

Si los legisladores recibieron el desembolso es, mismo que el barrilito, porque se consignó en la asignación presupuestaria. En un momento en que prima el sacrificio y en que se ha incrementado el endeudamiento para combatir necesidades sorprende que el Gobierno regale dinero a congresistas repletos de privilegios.

El bono especial se agrega a los 56.5 millones de pesos que se repartieron de manera graciosa entre artistas para unas actividades que no se han efectuado. Desconcierta que los senadores del PRM, que ganaron sus curules montados en la ola de un cambio, recurran a los mismos procedimientos que tanto se criticaron a los peledeístas.

Es obvio que no aceptan la función de legislar sin privilegios como el barrilito, las exoneraciones de vehículos, las dietas, bonos para Navidad, Reyes y las habichuelas con dulce, entre otros beneficios.

De la misma manera que se critica a los legisladores por los bonos también hay que hacerlo con el Gobierno por facilitar los recursos.