Opinión Editorial

Cesantía laboral

Cesantía laboral

El proyecto de reforma fiscal tenía como propósito incrementar las recaudaciones, garantizar sostenibilidad y crecimiento de la economía, pero fracasó por los graves defectos en su diseño. Una situación similar se presenta con la propuesta empresarial de modificar el alcance de la figura de cesantía laboral.

Aunque fue presentado y mercadeado como una iniciativa imprescindible para conjurar el déficit fiscal e incrementar los gastos de inversión del Gobierno, esa iniciativa de fiscalidad fue retirada por el presidente Luis Abinader porque no se correspondía con el escenario de estabilidad que exhibe la macroeconomía.

Lo mismo ocurre con la propuesta empresarial de que se limite la cesantía hasta seis años aplicable a trabajadores de nuevo ingreso o que se calcule la liquidación del contrato laboral sobre diez salarios mínimos, porque esa no luce medicina salvadora para la iniciativa privada ni para los empleados.

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Resultó imposible convencer a actores económicos y a la población de que la fallida reforma fiscal era un asunto de vida o muerte, porque el Producto Interno Bruto (PIB) creció en cuatro años más de 20 mil millones de dólares, la inflación se situó en menos de un 4 % y a la economía ingresan mas de US$40 mil millones al año.

Es un error atribuir a la cesantía laboral el supuesto estancamiento en la generación de empleos y en el aumento salarial, porque estadísticas oficiales revelan que el desempleo ronda el 5 %, con la creación de miles de puestos de trabajo formales y que cada año se producen aumentos en los salarios mínimos.

El fracaso de la reforma fiscal fue causado por la fatídica combinación de una carga tributaria muy pesada sobre los hombros de la clase media y de los consumidores, y de la negativa del sector productivo a aceptar una reducción en los niveles de exenciones y exoneraciones.

Por más de tres décadas, la economía mantiene un crecimiento promedio en torno al 5 % del PIB, con excepción del 2002-2004, con despegue significativo de los sectores turismo, exportación, construcción, agropecuario, inversión, comunicaciones y zonas francas, lo que se ha logrado con cesantía laboral, exenciones y exoneraciones.

Es posible que en un futuro, cuando las condiciones de la economía lo permitan, gremios empresariales y centrales sindicales arriben a algún acuerdo sobre la cesantía, sin que los primeros la consideren un pasivo ni los segundos un activo.

El Nacional

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