El gobierno está compelido a acoger la mayoría de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre forma y contenido de la reforma fiscal, no solo porque sería el camino más transparente y menos escabroso, sino también porque sus efectos sobre la población no resultarían tan traumáticos.
Versiones de prensa señalan que con ese proyecto de fiscalidad se intenta recaudar entre RD$110,000 a RD$115 mil millones anuales, equivalente al 1,5% y 1.7% del Producto Interno Bruto (PIB), cifra muy inferior a versiones anteriores que estipulaban recaudaciones sobre los RD$190,000 millones.
El FMI aconseja una reforma fiscal integral gradual que aumente de forma duradera los ingresos fiscales mediante la eliminación de exenciones tributarias y ampliación de la base impositiva, así como mejoría en la eficiencia del gasto “sobre todo con una reducción de los subsidios al sector eléctrico y a las transferencias no focalizadas”.
Al gobierno le sería muy difícil reducir significativamente los más de US$1,500 millones anuales que debe transferir en subsidios al sector eléctrico a causa de las pérdidas de las empresas distribuidoras y tendrá que hilar fino para poder reducir exenciones a los sectores turismo, zonas francas e importación de combustibles.
La ley de Cine, que ha generado en 14 años más de 25 mil empleos, cuantiosas inversiones extranjeras y la internacionalización de la cinematografía dominicana, sería llevada también al cadalso fiscal, lo que destruiría a una industria pujante que impulsa el turismo y la promoción de la cultura.
El gobierno anunciará eliminación y fusión de ministerios y direcciones generales con el propósito de reducir el gasto público, que según se ha divulgado, procura una disminución en término absoluto de 25 mil millones de pesos, sin afectar el significativo aporte del sector público al crecimiento del PIB.
El Fondo Monetario sugiere que la política fiscal debe estar centrada en atender gastos esenciales, y que se incremente lo que define como “gastos en desarrollo”, que incluye el financiamiento de infraestructuras resilientes a los desastres con miras a promover el crecimiento inclusivo.
En vez de manipular la ansiedad colectiva que causa la reforma fiscal, el gobierno debería ilustrar a la población con lujo de detalle y absoluta transparencia en todo lo concerniente al nuevo escenario de fiscalidad, en el entendido de que se requiere concertar un pacto fiscal integral sin que la carga tributaria se incline hacia la clase media y los sectores vulnerables. Eviten problemas.