El tiempo que ha transcurrido, y el que todavía podía faltar, era para terminar un diálogo que se tornó de sordos y someter al Congreso la reforma laboral.
Los puntos en que no hubo consenso entre los representantes de los empleadores y de los trabajadores quedarán fuera de la pieza legislativa.
El proyecto, que se anunció durante el encuentro del presidente Luis Abinader con la prensa, excluye la cesantía, uno de los nudos gordianos de las conversaciones, e incluye el servicio doméstico y el teletrabajo.
Dos novedades de la pieza son el incremento de las vacaciones y la licencia de paternidad. El ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, quien acompañó al Presidente en La Semanal con la Prensa, informó que el proyecto contiene los puntos consensuados en las largas jornadas de conversaciones. Pero el caso es que con el estancamiento en que habían caído las conversaciones ya se tenía que tomar una decisión.
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El Congreso tendrá ahora la última palabra sobre una pieza legislativa que se ha revelado tan importante para fomentar el empleo, reducir la informalidad y mejorar las condiciones de los trabajadores.
Ahora se espera que los congresistas y los representantes de los empleadores y de los trabajadores no se conviertan en un obstáculo en la discusión de un proyecto que ya lleva muchos años en compás de espera.
Al decidir su remisión a las cámaras legislativas el Gobierno ha dado un paso importante sobre las relaciones laborales.