El Gobierno haitiano tiene en la inseguridad y la ingobernabilidad provocadas por la irrupción de las pandillas de malhechores dos de los retos más prioritarios para avanzar en el proceso institucional.

Pero el propio primer ministro Garry Conille ha reconocido que para ganar la confianza y la solidaridad de la comunidad internacional con programas de desarrollo se tiene que combatir la corrupción en todos los sectores.

La corrupción pública y privada ha sido uno de los factores que más han limitado la cooperación internacional en una nación con una espantosa pobreza.

Conille reconoció que la mala gobernanza, la falta de transparencia y la corrupción han provocado que el Estado sea completamente ineficaz.

Puedes leer: Otra vez, Las Parras

La tarea es un gran reto, pero el primer ministro dijo estar dispuesto a restablecer la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes.

En ese esfuerzo puede solicitar la cooperación de la comunidad internacional, que siempre ha denunciado la corrupción como uno de los males que los haitianos tienen que superar.

Por la desconfianza, antes que ponerlas en manos de las autoridades haitianas, las organizaciones internacionales se ocupan de distribuir las ayudas humanitarias a la población.

La violencia, que ha costado miles de vidas y provocado el desplazamiento de miles de familias, es el desafío más urgente que tiene Haití, pero, como reconoció el primer ministro, la corrupción y la falta de transparencia son también grandes obstáculos.