La peligrosa selva del Darién, entre Colombia y Panamá, explorada por miles de latinoamericanos, sobre todo venezolanos, que buscan llegar a Estados Unidos a través de la frontera con México, ha registrado este año en la región una crisis migratoria sin precedentes.

En camino hacia el norte los migrantes no solo tienen que pagar unos 200 dólares a los traficantes en la selva, sino enfrentar violaciones, robos, extorsión, serpientes, insectos, cocodrilos, crecidas de ríos y otros peligros en la travesía.

La historia de la zona, donde se registró el primer asentamiento español del continente americano, conocido como Santa María, ha quedado relegada por las migraciones.

La superficie total es de 5,000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales, montañas escarpadas, ríos y humedales. Pero las personas en su desesperación no reparan en los peligros a que se exponen en una aventura incierta.

Puedes leer: La selva entre Colombia y Panamá es ruta para migrantes de todo el mundo

Los organismos internacionales calculan que sólo por guiar a quienes se lanzan a la travesía los traficantes acumularon unos 57 millones de dólares este año. De la misma manera que el canal de La Mona, el Darién se ha convertido en una ruta hasta para africanos y asiáticos tratar de llegar a Estados Unidos.

Tras entrar a Panamá, entonces los migrantes se desplazan por Centroamérica hasta México, para luego tratar de ingresar ilegalmente a Estados Unidos.

Puedes leer: Las mujeres son ya la mitad de los migrantes del mundo, según informe de ONG Jesuitas

Causa mucha conmoción cada vez que se da cuenta de que niños y familiares son asesinados o pierden la vida en una tan costosa como peligrosa travesía.