La crisis en el sistema de educativo que ha denunciado el titular de la cartera no queda más que enfrentarla, pero la dilapidación de recursos no puede quedar impune.

Sería premiar el derroche que no se proceda contra los responsables de adquirir 400 mil laptops para no usarse y dejar que se dañen en almacenes 70 mil pares de zapatos y uniformes.

El ministro Ángel Hernández lamentó que a casi 10 años de la aplicación del 4 % todavía hay planteles sin baños, agua o electricidad y grandes inversiones paralizadas.

Las evaluaciones internacionales han arrojado que en términos de calidad los resultados son insuficientes porque, de acuerdo con Hernández, los mecanismos de control y supervisión del proceso de enseñanza-aprendizaje se relajaron.

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Sin embargo, el criterio que tiene el exministro de Educación, Carlos Amarante Baret, es otro y ha defendido su gestión y atribuido la falta de resultados auspiciosos al relajamiento de las normas.

Pero hay dos aspectos que deben diferenciarse. Las razones de la mala calidad de la enseñanza, por un lado, y el dispendio de los recursos, por el otro.

Sobre el primero basta con reorientar el modelo, pero en el segundo no queda otra opción que recurrir a la justicia para establecer responsabilidades en torno a la dilapidación de los recursos. Es el paso que el ministro Hernández tiene que encaminar para que todo no se vaya al zafacón, como dijo del 4%.