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Donde todos los raros se conocen

Donde todos los raros se conocen

En los últimos años, jóvenes muchachas y muchachos están adueñándose de los espacios, tanto en prosa como en poesía, de las diferentes regiones del país. Ya no es exclusivo de la capital.

Y yéndonos directamente a la prosa, ésta, la de Melissa Paulino Santana (1990), autora del libro de cuentos Todos los raros se conocen”, edición de la Editorial Santuario e impreso en la editora Búho, 2022, arrastra una “madurez”, con el cuidado de la palabra y de las historias contadas, de estación violenta, que es la misma madurez que a la vez posee, en su fluir, el “candor” de la poesía trágica, que carga la violencia de la realidad en la que se mueve el escritor y que la palabra le sirve como liberación.

Madurez y candor son utilizados en este ámbito, como corpus del narrar, de quien busca “domesticar” las palabras, agregándole como su entorno, que es su mundo.

Al referirme a la madurez ante el narrar, me refiero a un reciente libro de la joven narradora nombrada Melissa Paulino Santana. Joven para la vida y la escritura más no para los temas de los siete cuentos que componen el presente libro, bien editado y de lectura sobria, pues estamos ante un universo narrativo que no entra en pugna con las que les anteceden.

Tal vez heredera de tal o cual autor de los maestros de la cuentística dominicana y extranjera (Bosch, Virgilio Díaz Grullón; Borges, Cortázar, entre otros).

No nos equivoquemos, juventud en prosa y a la vez su primer libro de cuentos, no significa falta de oficio, no en sentido de no tener nada que hacer en la casa, sino del trabajo, estudio e imaginación al momento de la autora sentarse a fabular estas breves historias contadas con las técnicas del cuento.

¿Cuál es el orbe de estas historias contemporáneas? ¿Otra escritura? ¿Observaciones cercanas y lejanas de los personajes extraídos de la capa de experiencia citadinas, de determinados lugares donde los jóvenes comparten la “Juventud divino tesoro” en libaciones de las palabras hecha prosa? Melissa plantea en estos corpus narrativos
personajes con los que interactúa, tanto femeninos como masculinos, primando los primeros, los que tienen mejor perfil.

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Ella no hace poesía, narra y al narrar sumerge al lector en las caracterizaciones y terminologías de los jóvenes dominicanos de cualquier parte del país, y eso augura buena señal para la madurez de los temas futuros.

Los títulos de los cuentos nos introducen al mundo narrativo de la autora reflejados en sus títulos: “No te mates Rosemary”, “La maldita pesadilla” y “Nadie te recuerda” Son siete cuentos, esbozado y escrito con una prosa de cuidado, de detalles que nos dicen las cualidades psicológicas de la autora y su capacidad simbólica a destacar peinados, lenguajes, colores de la ropa, los nombres de los personajes, alejados, a años de luz, del santoral católico.

Antes del fin, Todos los raros se conocen merece leerse y disfrutarse por carecer de pose, de prosa inteligente.

Es prosa vital, alejada de la inteligencia prestada, que es de los que a veces adolecen los cuentos de las primeras publicaciones de un joven que busca cultivar en terreno árido prosa de subsuelo que es escribir cuentos. Prosa que peca de inteligencia excesiva, prosa con “problemas” a largo plazo.

Melissa Paulino Santana discurre en el drama sin abusar de nada que no sea narrar, resaltar una que otra línea “inteligente” que se queda en la memoria transeúnte, constituyéndose en hallazgos que hacen de un libro el que lea con agrado y pensar que se está en un buen camino respecto al autor.

Por: Amable Mejia

El Nacional

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