La afirmación del administrador de la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana, Rafael Salazar, de que sólo el 9 % de las aguas es almacenada, convoca a reflexionar sobre el pacto que se ha propuesto para optimizar un recurso tan valioso.
Es absurdo que por pura politiquería se boicotee un pacto como el del agua, concebido para satisfacer la demanda de consumo y la irrigación agrícola, además de contribuir con la generación de energía.
Que solo un 9 % de las aguas sean reguladas a través de canales, reservorios y presas traduce un atraso colosal, que es necesario superar con proyectos bien estructurados.
Si el pacto garantiza el mayor aprovechamiento del agua de las lluvias y la que se produce en las montañas la sensatez debe primar sobre la politiquería que refleja la oposición bajo el argumento de que el proyecto es para privatizar el recurso.