Editorial

El lado optimista

El lado optimista

El primer caso de coronavirus se detectó en la ciudad de Wuhan, China, en diciembre de 2019 y tres meses después arribó a República Dominicana convertido en una pandemia que en cuestión de días provocó el desplome de la economía. Al 9 de julio de este año, la covid-19 había contagiado a 187 millones de personas y causado más de cuatro millones de decesos en 114 países.

La economía mundial colapsó en un santiamén con una expandida recesión peor que la crisis de financiera de 2007 y comparada con el periodo de la Gran Depresión, con pérdidas de millones de empleos y quiebre de miles de empresas.

La afectación de la pandemia redujo aquí el Producto Interno Bruto (PIB) a -49%, la suspensión de un millón 114 mil trabajadores formales y la caída casi total del empleo informal, además del descalabro de los sectores turismo, zona franca, industria y exportaciones.

Esa crisis económica global produjo o agravó situaciones de desestabilización política en muchas naciones de América Latina, como en Chile, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Brasil, Haití y Cuba que han sufrido periodos de convulsiones por la combinación letal de crisis económica y pandemia.

El periodo de recuperación económica en el continente ha sido tortuoso, tanto así que tras casi dos años de bregar con la covid-19, organismos multilaterales proyectan un aumento del PIB en 4.5%, que no alcanza para redimir el desastre.

No se exagera si se afirma que República Dominicana ha logrado lidiar con relativo éxito el muy difícil periodo pandémico al colocar en vía de recuperación sectores básicos de la economía como turismo, manufactura, agropecuaria, comercio, construcción, exportación e inversión.

Hay deuda de gratitud con la República Popular China por proveer de vacunas suficientes al país en momento cuando naciones del primer mundo ejercían oligopolio sobre la distribución de esos fármacos, lo que ha permitido que hoy más de un 35% de la población haya sido inoculada con las dos dosis requeridas.

Gobierno, liderazgo político, gremios empresariales y sociedad civil han obrado en conjunto para garantizar gobernanza y estabilidad institucional en un cuadro nacional matizado por efectivas políticas macroeconómicas lideradas por autoridades monetarias. Después de todo, al país no le ha ido tan mal.

El Nacional

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