Había gente sentada en las gradas, pero también en parco, a la espera de que Manny Cruz fracasara en su intento de dimensionar el merengue en el Palacio de los Deportes.

Buscaban activar la campanilla de que “el merengue está de capa caída”, que pasó de moda, y que ahora se impone el predominio de otros géneros.

Pero “se les peló el billete”, como dice el refran popular.

El público abarrotó el sábado el recinto donde se presentó Manny Cruz con su “Dominicano de Corazón”, reuniendo en el escenario a lo mejor del merengue de Puerto Rico y República Dominicana, en un espectáculo memorable, que se ha ganado todos los créditos por su producción, organización y montaje.

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La gente ha sentido que el merengue vive, esta vez sustentado no sobre los hombros de los intérpretes tradicionales, sino sobre los pies de un joven intérprete de nueva generación, que lo ha asumido con los niveles de calidad necesarios para preservarlo de la contaminación tóxica con que se articula el arte en estos tiempos.

Algunos se sorprenden del respaldo y aceptación que ha demostrado el cantante en su presentación, sin parar mientes en que desde el pasado año ha venido de manifestando esa tendencia.

Por dos noches consecutivas se presentó a casa llena en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua, como también contó con una masiva asistencia en su presentación en el auditorio del Lehman Center de la ciudad de Nueva York.

Lo del Palacio de los Deportes ha sido una prueba más de que el merengue tiene en este joven artista al relevo del género que tanto se esperaba, que proyecta nuestra música con calidad, demostrando a la vez capacidad y desempeño para llegar y ser aceptado en el veleidoso nuevo público.

Se hace propicio el momento para alentar a otros intérpretes a que traten de aprovechar la demostración que ha hecho Manny Cruz de que “el merengue vive”.

Por: Joseph Caceres