La República Dominicana está siendo víctima de un nuevo flagelo, es el surgimiento masivo de las redes sociales y de un nuevo fenómeno: la irresponsabilidad informativa.
Ahora, todo aquel que alguna vez aspiró a un puesto gubernamental y no lo consiguió (los del servicio exterior son los mas ambicionados); todo ex-marido o ex-esposa despechado o despechada; todo hombre, o mujer. rechazado/a en sus aspiraciones amorosas, se da el lujo de contactar a un programa de televisión o radio y enviar supuestos dossiers, o denuncias, sobre el sujeto o sujeta de sus odios, sus envidias, o resentimientos.
De estas felonías no se escapa ni siquiera el presidente de la República, y mucho menos sus ministros y funcionarios, sencillamente porque los tiempos en que existía una dama apellido Ginebra que evaluaba toda la programación radial y televisiva del país y luego decidía cerrarlos o amonestarlos, son cosa del pasado.
Y porque no vivimos en USA, donde una desinformación cuesta o millones de pesos en indemnización o cárcel. Si eso hiciéramos toda una serie de impresentables, en la radio, en la televisión, en la música, estarían en La Victoria.
Alguien me señaló qué puedo esperar de gente de la clase media baja que ha hecho de la radio y televisión su escalera a la clase media o alta, en base al sensacionalismo, la irresponsabilidad y la vulgaridad absoluta. Empero, ese es un comentario clasista, porque hemos visto a comunicadores otrora serios prestarse para este tipo de barbaridad.
Eso acaba de acontecer con una campaña contra nuestro ministro de Relaciones Exteriores, donde predomina la calumnia, asumida por alguien que aspiró a ser cónsul, utilizó todo tipo de palancas, inclusive amigos de embajadas y no lo consiguió.
Esa persona no ha tenido la prudencia de averiguar si la información que dos maridos despechados le hicieron llegar, porque perdieron su modus vivendi y estatus social, y se ha atrevido a difamar a dos profesionales femeninas del servicio exterior que son además de extraordianrias profesionales, impecables en su honestidad.
Si no lo denuncio con nombre y apellido es porque no quiero caer en su juego de búsqueda de escándalos y notoriedad, algunos ya con ínfulas de “presidenciables”. Si les informo que la paciencia no es infinita y que esos tiempos en que un tíguere se atrevía a difamar una poeta, una dama, o a una mujer, sencillamente porque son mujeres y creen que no pueden defenderse ya son historia.
A los ex-maridos les recomiendo, lo que siempre les he aconsejado: Búsquense otra mujer, rehagan su vida, creen otra familia, no se puede ordeñar una vaca ad infinitum y como dicen los campesinos dominicanos: “Má pa´lanate hay gente”.