El aumento de un 8 % en el salario de los profesores que anunció el ministro de Educación, Ángel Hernández, a partir de este mes, es una decisión que contribuye a bajar las tensiones en el sector magisterial.
Para no exponerse a perder más incidencia entre los maestros al presidente de la ADP, Eduardo Hidalgo, y demás dirigentes del gremio, no les quedan más opciones que las de aceptar el reajuste y postergar, muy a su pesar, su demanda de un 20 %.
Antes de oficializarse la disposición profesores de varias escuelas del Distrito Nacional desacataron el llamado de suspender la docencia para participar en una manifestación en reclamo de reivindicaciones salariales.
Puedes leer: Las pandillas: Exigen ración
Esos maestros, conscientes de sus responsabilidades, optaron por impartir clases en lugar de perjudicar a sus alumnos con huelgas innecesarias y con claros matices políticos. Como diputado y dirigente de un partido opositor, la apuesta del presidente de la ADP es al caos.
A días de unas votaciones el activismo no tiene otra explicación, sobre todo cuando la ADP puede canalizar sus demandas a través del diálogo.
Pero es claro que Hidalgo y su séquito prefieren el alboroto, sin importarles las consecuencias, porque consideran que de esa manera pueden captar la solidaridad de la población.
Además de evidenciar la buena disposición de mejorar las condiciones de vida de los maestros, el ministro de Educación propina una estocada a la ADP con un aumento enmarcado, según él, dentro de las posibilidades de la cartera.