Los europeos, que sufren las duras consecuencias de la crisis del gas, están decididos, antes que ceder frente a Rusia, a incrementar las sanciones y la ayuda militar a Ucrania.
La Unión Europea acordó disminuir el consumo del gas natural en el invierno para protegerse de cualquier nueva reducción de Moscú, que de un 40% redujo el suministro a un 15%.
La decisión del presidente Vladimir Putin ha colocado por las nubes el precio del carburante e incluso golpeado el valor del euro, pero aún así la Unión Europea se ha mostrado firme contra la invasión a Ucrania.
Alemania, que es uno de los países más afectados por su dependencia del gas ruso, está decidida incrementar la cooperación con Ucrania y a redoblar las sanciones económicas a Moscú.
Los precios del gas natural se dispararon el martes a su nivel más alto desde principios de marzo y cinco veces superiores a los de hace un año.
Con la intervención de Turquía y las Naciones Unidas, Rusia accedió a la reanudación de las exportaciones de cereales desde Ucrania. Pero las alarmas no tardaron en encenderse con el bombardeo al puerto de Odesa, aunque Rusia aclaró que solo atacó objetivos militares.
Con el gas todavía no se vislumbra un arreglo, que se torna más lejano en la medida que se incrementan las sanciones económicas a Rusia y se suministran más armas a Ucrania para resistir la invasión que ya ha dejado miles de muertos y daños materiales incalculables.
