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Esto pienso, esto creo

Esto pienso, esto creo

Rafael R. Ramírez Ferreira

No es la política, es la formación moral de los políticos.-

Porque: “Hombre sabio, cuídate del amigo que se asocia con tu enemigo”

Me parece que a medida que van creciendo en sus indelicadezas, en igual proporción su accionar los hace más obsesionante en demostrarnos su presencia cual que sea el lugar, con el único propósito de restregarnos en la cara lo bien que les ha ido y la perpetuidad de su estado como consecuencia de los blindajes que ellos mismos se crean.

Como la justicia misma, que, para supuestamente no ver las acciones de estos políticos, aparece con su venda, pero, transparente en ambos ojos y más, cuando malamente han interpretado que hasta los expresidentes son intocables, sin importar las diabluras que han prolijeado contra los intereses de este país, incluyendo hasta las morales, práctica esta, que han convertido en ley no escrita.

Y yo comprendo plenamente que hace unas décadas, era posible la permanencia o presencia de un Trujillo o cual otro adefesio parecido, debido a que éramos un Macondo cualquiera pero, ahora, que supuestamente estamos en la era del desarrollo tecnológico y de los medios de comunicación, parece absurdo e inaudito que nos estemos desenvolviendo políticamente entre pichones de dictadores y designados herederos políticos, que además de eso, heredan, por igual, las fortunas de los que aun aspiran a dirigir los destinos del país sin importar que sea otro quien ocupe la famosa silla presidencial, como hace poco se pretendió hacer con un títere, en clara imitación del famoso tirano, aunque estos solo poseen la ambición del mismo y no su innegable carácter y valor personal.

Estamos en un periodo, donde pareciese que aquí no existe o haya existido crisis alguna, capaz de dar al traste con ese estereotipado discurso de nuestros políticos y funcionarios, que más bien, parecen cotorras repitiendo lo mismo aun y cambien las situaciones.

Al parecer, nunca se han detenido a pensar si este pueblo podría enloquecer una vez perdida la esperanza de encontrar el faro que lo guie al final del túnel o el sonido de la campana de la boya que le indique la entrada al puerto.

Porque, sin ser pesimista o un viciado fanático de tal o cual cosa, en muchas ocasiones me parece, que la actuación de estos políticos -viejos y jóvenes, quizás estos últimos con proyecciones peores- se parecen más a un Torquemada condenando un hereje al infierno eterno, que defensores de los derechos y aspiraciones de este pueblo, incluyendo hasta el maridaje de muchos, con comerciantes inescrupulosos de la frontera -principalmente- jugando con los principios básicos de la misma nacionalidad, solo por obtener unos pesos más.

Pero casi nada de lo que nos está pasando es culpa de estos desaforados políticos, ya que la exigüidad de sus pensamientos y formación moral contrasta enormemente con la inmensidad de sus ambiciones materiales y de egos, quizás sustentados en algún mensaje o sueño profético por parte de sus venerables ancestros, que les ha indicado que su camino personal permanecerá por siempre sobre los intereses nacionales.

Otra causa, podría ser, que el poder les cause tal furor, que les hace creer que flotan deliciosamente en una ingravidez de nirvana.

Muchos de los que ayer criticaron al Dr. Balaguer, hoy, son fieles aspirantes por continuar sus pasos, pero, de manera muy sutil, como si nadie se percatase de sus malévolas e hipócritas acciones, aspirando a convertir sus predios en el principal centro de peregrinación política -otra Máximo Gómez- donde asistan los demás cual Cardenales llenos de oropeles camino a la Capilla Sixtina en busca de orientación beatifica.

Pero, con lo que si no deben equivocarse estos incorregibles, es que, tal y como expuso Maimónides, considerado como una de las principales figuras del judaísmo en el periodo medieval que: “Cuando amenaza un peligro verdadero, el interés superior exige batirse en retirada”, así es, ya que al parecer, a ustedes les importa un bledo aferrarse a los intereses nacionales y proteger nuestra asediada nacionalidad, estas serán nuestras ocupaciones por ahora, pero, nos encontraremos en el campo de las Urnas, lugar donde coceremos las habas. ¡Sí señor!

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira
rafaelelpiloto1@hotmail.com

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