El estrago del cólera en Haití, que en las últimas horas la Organización Mundial de la Salud (OMS) había situado en alrededor de 300 personas el número de fallecidos, pone de manifiesto la triste realidad de que la nación carece de dolientes.
A pesar de la alarma sanitaria fue ahora cuando la Organización Panamericana de la Salud (OPS) despachó un cargamento de vacunas para combatir la epidemia.
La comunidad internacional evidencia su desinterés frente a la crisis haitiana con intervenciones que se toman tanto tiempo.
El primer cargamento de vacunas anticólera, que llegó el lunes está compuesto de alrededor de 1.17 millones de dosis. En las semanas próximas llegarían otras 500 mil.
Desde que se detectaron los primeros casos la comunidad internacional debió intervenir en Haití por la rapidez con que se propagan las enfermedades por las deplorables condiciones sanitarias del país.
El cólera es lo que más se advierte, pero puede darse por descontado que hay muchas otras patologías que atacan con rigor a la hambrienta e insalubre población haitiana.
La OMS, la OPS y demás organismos internacionales saben que la nación requiere asistencia urgente que no está en capacidad de proporcionarse. Y menos aún con la incidencia de las pandillas que las potencias, con Estados Unidos a la cabeza, han rehusado combatir a través del despliegue de tropas.