La cesantía laboral, que ha sido el nudo gordiano en las discusiones entre el sector empleador y los sindicalistas, ha vuelto a erigirse en manzana de discordia en el proyecto presentado por el Gobierno.

Aunque se había advertido que la cesantía quedaría fuera del proyecto de ley, de todas formas los empleadores han cuestionado la exclusión. Con la objeción a algunos aspectos de la reforma fiscal, el caso de la censatía laboral ha incrementado el disgusto entre los empresarios.

Esperaban que el Gobierno sería más complaciente o más compresivo con sus observaciones a las reformas fiscal y laboral.

Y como ironía de la vida resulta que quienes más nerviosos estaban con la suerte de la cesantía eran los sindicalistas, pese a que el ministro de Trabajo, Luis Miguel De Camps, había garantizado de que no sería tocada.

De Camps explicó que el proyecto regula el teletrabajo, el servicio doméstico y otros aspectos en las relaciones laborales. Sin embargo, la preocupación del sector empleador la representa la exclusión de la reforma de la cesantía, que el Gobierno considera como un derecho adquirido. Los proyectos calientan más la pista.