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Falseando la verdad

Falseando la verdad

Elvis Valoy

Con los grandes problemas que tiene la República Dominicana, que obliga a todo el Estado a emplearse a fondo para sus soluciones, esta patria duartiana no se merece que su cuerpo diplomático, que tiene un papel de vanguardia qué jugar en la búsqueda de nuevas inversiones, mantenga al canciller Roberto Álvarez en los medios de comunicación cometiendo garrafales errores y tergiversando la verdad.

He repetido hasta el hartazgo que es una flagrante violación a la ética diplomática el inmiscuirse en los asuntos de otros Estados, y el Ministro de Exteriores no cesa en “enmendarle la plana” a Haití, al parecer ignorando que eso es una burda intromisión en los asuntos de un país con el que el nuestro tiene excelentes relaciones diplomáticas y comerciales.

Si el señor Roberto Álvarez desea sugerirle a Haití un “programa de desarrollo”, pues que abandone el puesto de canciller, y desde otra posición, opine sobre ese particular, pues de lo contrario, sus inoportunas y torvas “críticas” a ese pueblo, podrían traer una protesta por parte de las autoridades de ese país.

Pero las penosas intervenciones del ministro de Relaciones Exteriores no se detienen en su labor en los asuntos haitianos, sino que tergiversa la verdad con respecto al uso de los puestos de trabajo en la cancillería como un botín de guerra.

Álvarez insiste en que los cientos de servidores cancelados por el actual gobierno, ni siquiera se encontraban en sus puestos al momento de su destitución, algo totalmente falso, ya que la mayoría estaba en sus respectivos países en el instante en que fueron defenestrados. Claro está, había un grupúsculo que cobraba sumas de hasta medio millón de pesos sentados aquí. Pero era minoría. Se usó ese pretexto para lanzar a las calles a cientos de manera arbitraria.