Sería un mal precedente que el Ministerio de Educación premie con un incentivo de un 17 % a maestros que fracasaron en la evaluación de desempeño.
Hasta la ADP entiende que no se puede beneficiar con el reajuste a educadores ineficientes, que tal vez no deberían ni siquiera ser parte del sistema educativo.
El ministro Ángel Hernández merece el respaldo de todos los sectores sensatos en su determinación de no beneficiar con estímulos a personas que es posible que no califican para impartir docencia.
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Con la evaluación, que la ADP, sobre la base de un vergonzoso acuerdo ha utilizado como recurso para protagonizar protestas, se ha evidenciado que el conocimiento es más importante que los títulos.