Si fue lo que vino a buscar, el presidente electo de Guatemala, César Bernardo Arévalo, encontró un contundente respaldo del gobierno dominicano frente a las siniestras maniobras para impedirle asumir el poder.
El presidente Luis Abinader, que ya había rechazado los aprestos para desconocer la victoria de Arévalo, ratificó su compromiso con la democracia en Guatemala.
Arévalo ha sido víctima de un plan urdido por la Fiscalía guatemalteca, que se ha definido como golpe de Estado, para evitar que asuma el poder en enero próximo.
Su discurso contra la corrupción es la chispa que ha encendido los motores de grupos recalcitrantes, de los que forman parte el actual mandatario Alejandro Giammattei, para desconocer la voluntad popular.
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Se ha alegado la ilegalidad del movimiento Semilla, que postuló a Arévalo, e incluso se ha llegado al colmo de suplantar al Consejo Electoral, cuyas instalaciones han sido allanadas.
Y aunque el Tribunal Constitucional de Guatemala ratificó la elección de Arévalo, un liberal comprometido con las libertades y los derechos humanos, no han cesado las maniobras para bloquear su llegada al poder.
Tanto Estados Unidos como la Organización de Estados Americanos (OEA) han tomado cartas en el que se vislumbra como el atentado más artero en la región contra el sistema electoral.
El presidente dominicano no titubeó en su respaldo a Arévalo, con quien incluso se mostró en actos públicos de gran significación.
