Si en República Dominicana hay cierto atraso y oscurantismo, se debe a que estamos atosigados de patriotas que solo atacan a los flancos débiles y, buena parte de los creyentes, cuyo Dios parece estar en contra de los desventurados, se ensañan contra la mujer.
Un segmento de los primeros, que son en esencia chovinistas, suelen ser corruptos y regularmente odian a los infelices, no al sistema que los diezma. En cambio, muchos de los segundos son como: “a Dios rezando y con el mazo dando”; son violadores sexuales de menores, misántropos y oportunistas, y suelen apoyar a trogloditas como Donald Trump.
Pero, además, son potenciales misóginos. Es por este tipo de coyunta con la Iglesia Católica que se atascan los códigos penales y se irrespeta a la mujer, impidiendo el paso de las tres causales del aborto, e imponen normas decimonónicas. Si fuera por ellos y los que nos gobiernan, se instauraría un gobierno de fuerza y opresión.
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En cuanto a los patriotas, que en realidad son patrioteristas, sostienen un discurso monotemático; odian a los infelices y, obviamente no poseen una certera reingeniería política. Algunos suelen asumir un discurso de izquierda; pero tienen una doble moral, y regularmente, contemporizan con los de arriba.
Francisco Carvajal Martínez,( Bueyón), ya desparecido, tuvo razón cuando al reclamarle su dominicanidad, dijo: “que dominicano ni dominicano, yo soy dominicano porque nací aquí”. No quiso abjurar de su nacionalidad, sino distanciarse de los corruptos, desaprensivos y patriotas de pacotilla.
En resumidas cuentas, el tándem de nuestros devotos que parecen asirse a un Dios como instrumento para acometer injusticias, y mal aplicar el decálogo de los mandamientos, según su conveniencia, y una caricatura de patriotismo, siempre de acuerdo con los poderosos y la clase dominante; constituyen dos retrancas.
Y sobre el cambio, podremos decir que ocurre lo mismo que dijera un destacado intelectual y funcionario del actual gobierno refiriéndose a los pasados mandatos peledeístas; también hoy seguimos ‘Esperando a Godot’, título de una tragicomedia del dramaturgo francés, Samuel Beckett.