Mundo, pazes un conjunto de poemas en prosa que ha servido a su autor, Antonio Taveras Mejía, para mostrar al mundo la nostalgia y el amargor que colma los sentidos y la conciencia debido a las injusticias y desigualdades que asedian a la sociedad humana. Estos hechos provocan el llanto del poeta, el cual se palpa fácilmente en los versos.
Lo espiritual es constante en el libro y resulta inevitable la presencia de un sustrato bíblico. Quizá eso fortalezca algo que merece destacarse en estos poemas, me refiero al aliento universal que lo caracteriza. Asombra cómo este poeta, residente en Bonao, logra sobreponerse a lo aldeano, a lo muy local.
Es, definitivamente, una voz ecuménica, un clarín que clama contra la guerra, contra el abuso de los imperios y contra la injusta distribución de los bienes, y en nombre de todos los hombres proclama que “el espíritu de guerra solo genera lamentos”.
Que el dolor por las desigualdades sociales no es ajeno al poeta Taveras, se evidencia en expresiones como esta: “…en otras huertas diezmadas devasta el hombre”,”… tanta plata en arcas y palmas y tantas cunas aciagas donde las finanzas bancarias y las ubres de algunas vacas con técnicas alimentadas no sacian”.
El poeta persiste en la idea del papel del dinero en la desintegración social: el hurto de la paz a los pueblos, de ahí el “destello quevedesco del dinero”, alusión a los versos “Poderoso caballero es don Dinero”, de Francisco Quevedo y Villegas.
Son frecuentes las referencias a lo que el poeta ha llamado “vorágine monetaria”. Amparado en construcciones simbólicas, cincela expresiones poéticas en torno a ese deleznable uso del dinero que escapa a su verdadera función, que consiste en servir como medio de pago para que la gente pueda satisfacer determinadas necesidades de subsistencia y de bienestar.
Con fuerza profética, el poeta se pronuncia contra el guerrerismo y asume la palabra convencido de que porta la verdad, que su verbo revolotea por encima de toda banalidad y de toda oquedad: “Solo el amor puede dar lo que los aires de guerra niegan al Ángel que pide paz”.
En algunos textos se aprecia, además, una mixtura de reflexión filosófica, que si bien no logra el nivel de simbolismo que precisa la poesía, ostenta tal hondura de juicio que justifica un texto para testimoniar contra la injusticia, la inequidad y la iniquidad: “Medio Oriente, paz, tierra sacra, aras de oblaciones y lágrimas, llama que habla, a veces, en diplomacias áureas, en soledad”.
La paz es fruto del amor, los imperios impiden la paz, el capitalismo atropella, coloca el mundo al revés. Se trata de un pensamiento social que es fusión del cristianismo y la línea reivindicadora del marxismo. La filosofía de Antonio Taveras, expresada en estos pasajes, se fundamenta en el amor, la grandeza de alma del poeta se evidencia en cada composición: “El amor es remedio alfa y omega que fructifica y salva”. “Nunca morirá el amor”.
En estos textos, editados en Impresiones Vizcaíno, Bonao, 2025, predomina un nivel de lengua no común, su estilo se corresponde con el lenguaje de la poesía, y no por los rebuscamientos léxicos en los que en ocasiones incurre el autor, quizá buscando grandilocuencia, sino porque se vale de las palabras para expresar conceptos y sentimientos de manera diferente al habla común. Taveras logra una voz alta como de profeta o de salmista. “El ala de paz avanza aunque no entiendan las casas sitiadas. El ala de paz avanza aunque no advierta nada la sangre de la etnia en su ceguera”. Vale saludar la aparición de Mundo, paz, pues obras como esta no son frecuentes. En hora buena.